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Reloj pulsera

Como dispositivo para medir el tiempo, el reloj pulsera es para muchos una parte esencial de un look. Sin embargo, no siempre fue así. El precursor del reloj de pulsera fue el reloj de bolsillo, que solía llevarse en el bolsillo del chaleco. Con el tiempo, esto resultó poco práctico, por lo que a finales del siglo XIX se introdujeron los relojes de pulsera. Sin embargo, a diferencia de los actuales, los primeros relojes de pulsera no funcionaban automáticamente, por lo que había que darles cuerda con regularidad. Para evitar tener que quitarse el reloj todo el tiempo, se decidió llevarlo en el brazo que se utilizaba menos activamente. Esto no ha cambiado hasta hoy. Una vez hecha la elección entre los dos brazos, la posición óptima para el reloj de pulsera es por encima del hueso de la muñeca, donde el reloj debe quedar lo más ajustado posible. No obstante, se recomienda un espacio de un dedo de ancho entre el reloj y el brazo. El principal componente de un reloj de pulsera, aparte de la correa y el cierre, es la caja. Ésta difiere tanto técnica como externamente en función del movimiento. Dado que los relojes ya no son sólo un medio para alcanzar un fin, sino también un accesorio con estilo, existe una amplia gama de relojes de pulsera diferentes. Los diseños van desde las clásicas correas de cuero o la moderna malla, pasando por diferentes esferas y agujas, hasta las distintas formas de la caja del reloj.