La gargantilla es desde hace mucho tiempo uno de los accesorios más populares en el sector de la joyería. Ya en el Paleolítico se utilizaban collares para adornar el cuello. El collar se lleva alrededor del cuello y es una pieza de joyería autónoma que suele tener una longitud variable. Por lo general, el tamaño puede ajustarse mediante un cierre, como un mosquetón, un anillo de resorte o un cierre de bayoneta en combinación con ojales intermedios o un elemento de extensión. A menudo no es necesario un cierre para los collares más largos, ya que pueden colocarse sin problemas. El collar típico consta de varios eslabones entrelazados o interconectados. Suelen ser de plata, oro o acero inoxidable y difieren en su disposición. Los tipos de cadenas más conocidos en la industria joyera son las cadenas de ancla, las cadenas de eslabón y las cadenas Figaro. Los colgantes en forma de medallón, perlas o placas grabables también son un magnífico complemento para los collares. Si un collar es especialmente largo, puede llevarse en una sola fila o en varias vueltas. Con el llamado collar de capas, también hay collares que ya son de varias filas en su estructura básica. Además de los collares de capas, existen muchas otras variantes, como el collar en Y u omega, que tienen sus propias características.
