Para que los relojes funcionen sin problemas y la hora se muestre siempre correctamente y con la mayor precisión posible, es esencial que el mecanismo funcione correctamente. El término movimiento engloba todos los componentes del interior de un reloj que trabajan conjuntamente para cumplir la función del mismo. Los movimientos pueden ser mecánicos o electromecánicos, dependiendo del número de engranajes. Los movimientos electromecánicos carecen de engranajes y tienen pocos elementos móviles. En cambio, en los relojes mecánicos, toda la estructura se caracteriza por los engranajes y su enclavamiento. Por último, los relojes digitales, que carecen de esfera clásica, no tienen ningún elemento móvil en su interior. Los componentes de un movimiento mecánico son el accionamiento, la visualización, el mecanismo de sonería y la alarma. En estos relojes, el accionamiento debe ser alimentado por determinadas fuentes de energía, que pueden consistir en ciertas pesas o en dar cuerda a mano. La indicación del movimiento de un reloj está formada por las agujas de las horas, los minutos y los segundos, a las que, según el modelo de reloj, pueden añadirse también la indicación de la fecha, las funciones de alarma, etc. El movimiento de sonería no está presente en los relojes de pulsera, ya que se encarga del anuncio acústico de la hora mediante un gong o similar. El movimiento de alarma tampoco está presente en todos los relojes.
