La claridad (engl. clarity) es una característica importante cuando se trata de la calidad de una piedra preciosa. Junto con la talla, el color y el tamaño, es la característica más importante a la hora de evaluar una piedra preciosa. El término "claridad" procede del inglés y es la traducción de la palabra alemana Reinheit. En el caso de un diamante, la claridad es especialmente importante porque cuantas menos impurezas tenga, más clara será la luz que lo atraviese y su valor estético y material será mayor. Para ser lo más pura posible, una piedra preciosa debe tener pocas inclusiones en su interior. En particular, la reflexión de la luz, que se produce en un diamante o en un diamante talla brillante a través de las facetas talladas, se ve influida significativamente por la pureza. El fuego inherente a las piedras preciosas, es decir, el brillo y la chispa en la superficie, se deriva principalmente de la pureza y la talla de la piedra. Dependiendo de la piedra preciosa y también de su uso, las piedras preciosas se utilizan también en la tecnología, además de en la producción de joyas, y existen diferentes cortes para las piedras preciosas.
